Según la "Guía técnica Guía técnica en instalaciones de biomasa térmica en edificios", las calderas de biomasa pueden dotar a los edificios de calefacción, o de calefacción y agua caliente sanitaria, y su fiabilidad es equiparable a los sistemas habituales de gas o gasóleo.
Los tipos de biomasa comerciales empleados comúnmente para sistemas de calefacción son:
- Pélets, producidos de forma industrial.
- Astillas, provenientes de las industrias de la primera y segunda transformación de la madera o de
tratamientos silvícolas y forestales (podas, clareos, cultivos energéticos leñosos, etc.).
- Residuos agroindustriales, como los huesos de
aceituna, cáscaras de frutos secos, almendra,
piña, etc.
- Leña, que puede producirla el propio usuario u obtenerse en el mercado.
Así pues, la biomasa puede tener diferentes orígenes:
- Origen natural
- Origen residual
- Biomasa producida.
Por tanto, toda biomasa que no haya sido producida se considera biomasa no densificada. Algunos ejemplos:
- Huesos de aceitunas.
- Astillas.
- Cortezas.
- Restos de poda
- Cáscaras de fruto.