Existen, principalmente 3 tipos de instalaciones fotovoltaicas:
- Instalaciones fotovoltaicas aisladas o "off grid": este tipo de instalaciones suele utilizarse para proporcionar suministro eléctrico a los consumos (receptores) que se encuentran en zonas que no están conectadas a la red eléctrica convencional, como en zonas rurales, sistemas de telecomunicaciones, alumbrado público, señalización, pozos, etc. La energía creada por las placas fotovoltaicas (en corriente continua) se almacena en unas baterías, para posteriormente a través de un inversor suministrarla a las cargas (receptores) en forma de corriente alterna.
- Instalaciones fotovoltaicas conectadas a la red eléctrica o "grid tie": este tipo de instalación fotovoltaica consiste en volcar a la red eléctrica la energía creada por las placas solares. Para ello utiliza un conversor de corriente continua (la energía creada por las placas fotovoltaicas) a corriente alterna (la red eléctrica).
Se vuelca a la red toda la energía producida, vendiendo a ésta la energía generada.
- Instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo: Se trata de instalaciones fotovoltaicas que alimentan consumos eléctricos.
En este tipo de instalaciones, los excedentes de energía generada y que no se consumen se inyectan a la red eléctrica para venderla.
Estas últimas son las más utilizadas hoy en día en las viviendas particulares, ya que permiten reducir mucho la factura de la luz.